lunes, 20 de junio de 2016

SOLSTITIUM INVICTUS





Mis hermanos y camaradas, pronto se perfilaran el brillo, la luz y el calor de las hogueras del sagrado fuego, en honor al sol invicto, en esa noche de ritual ancestral, ahora cristianizada como la noche de San Juan. A nosotros nos llega, como siempre en nuestra existencia, esa cita, que con inmortal puntualidad acude una vez mas, nuestro solsticio de verano.
                                                    

Algunos  bien en minoría, siguiendo la recia y marcial costumbre de hacer digno homenaje  al antiquísimo evento en inquebrantable formación al lado del amor del fuego de campamento, cánticos y juramentos, promesas, odas al heroísmo, a la lealtad, en sagrada comunión con nuestros ancestros.  Otros tantos hacen lo propio en el amor familiar, en la estancia de aquellos pueblos que con sus gentes de nuestra madre tierra Europa  que generación tras generación, rinden con fiel devoción el solsticio, lo mantienen vivo, tan vivo, como hace miles de años. Ese ambiente, entrañable, romántico, si se me permite la expresión, que ha de quedar grabada con indeleble sentimiento, puro, sincero, de amor hacia nuestra tierra, nuestra sangre, nuestra tradición.


Noche de misterio, como misteriosa sensación recorre nuestro ser, los sentimientos se desvelan en arduo peregrinar para hallar sentido y significado profundo  de la misión encomendada en esta ronda de la existencia. El fuego hace brillar en su fulgor al dios que llevamos dentro cuando portamos nuestra antorcha, mientras, pasos firmes hacen temblar el manto de lo terrenal y  de lo inmortal, sentir a los caídos como avanzan juntos a todos nosotros en férrea formación, el circulo se ha fundido, el anillo de lealtad y hermandad se ha cerrado, en devoción por un ideal, por nuestra estirpe, por nuestro imperio, el imperio hacia los dioses.


Y los dioses nos hacen tal presente, que nos hacen sentir y ver, la inmensidad de lo bello que es el ser ario, de la creación de lo bello de lo armónico, fecundado por el genio, la sabiduría y la sangre de nuestra raza, la savia que nutre nuestras raíces de nuestra madre tierra Europa. Representado en el legado transmitido en cuerpo, alma y sangre. En pensamientos, sentimientos y hechos, la herencia inmortal física, psíquica y espiritual aria.
                                                                   

A ello , a esos sentimientos que afloran, que anidan, como hermosa flor, como audaz ave, en los pechos de los arios, damas y caballeros , en esta noche mágica y romántica  del solsticio, donde a de brotar el amor eterno hacia el ser amado,  como  jardín labrado y cultivado por la diva y diosa del amor y la fertilidad.  Y decid a vuestro ser amado; Hacer de vuestra mirada y caricias amorosas el océano que con ferviente deseo  quiero navegar, que en galante y romántico periplo quiero descubrir el continente de vuestro amor. A si es como el ario ama, ama lo bello, lo eterno y  así a de discurrir la noche del solsticio al lado de vuestro amor, al lado de vuestros camaradas, al lado de vuestras armas, porque esperad, ya amanece un nueva mañana con el sol de justicia de una nueva era.
                                                                                             
A si es como uno  en su humilde morada siente el solsticio, para que sea inspiración y emulo de muchos.

                                           García de Toletum

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