jueves, 2 de junio de 2016

         
                                     


     Retazos  de lo que veneramos, de nuestra misión y destino.
                                   
Nuestra orden  ideológica y combatiente, desea construir los pilares de una sociedad futura, la de poder engendrar la futura elite del imperio que llamamos Europa e instruir al pueblo en la fe nacionalsocialista. Queremos ser un campo de experimentación extraordinaria, un laboratorio de ideas, que vayan orientadas a hacer florecer los más diversos talentos, incentivando la innovación permanente sin apartarse nunca de nuestros valores tradicionales y primordiales.
Nuestra ordenación e instrucción dentro de nuestra hermandad de armas nos confiere el estatuto de la nueva nobleza de la sangre y el suelo, por ello estamos motivados en alcanzar los mejores resultados en todos los terrenos, ya sean de índole civil como militar, intelectuales como deportivos. Políticos como religiosos. Debemos de encarnar y transmitir nuestra fe y nuestra cosmovisión de l mundo revolucionario y tradicional.
Pero desde nuestra óptica y posición  el sentido de revolución y tradición no son contradictorios. Por que el sentido de nuestra revolución es un ataque directo contra  el sistema liberal, democrático-parlamentario y judeocristiano social y moral establecido.
Como a si mismo, valoramos y veneramos el apego fiel de los valores tradicionales inmutables que proceden de la esencia racial del pueblo.
A ser por voluntad propia, ser caballeros y damas de nuestra hermandad, apelamos al espíritu militante y al sentido de responsabilidad y el de la fidelidad indisociables de la condición de hombres y mujeres libres. Adquirimos el sentido del carácter de una comunidad por nuestras reglas internas particulares y la ética que nos damos a nosotros mismos. Queremos realizar en nuestro seno lo que debe devenir en el porvenir de Europa y luego del mundo, enmarcado dentro de nuestra fe como nacionalsocialistas.

La idea de una orden en estar ordenados mediante unos votos y rendir fidelidad y culto a nuestra fe ancestral, no es una cosa o cuestión novedosa para nosotros. Porque ya se es familiar, porque a lo largo de nuestra historia y a lo ancho de nuestra tierra, sentimos la tradición, a flor de piel de las órdenes de caballería. Pero nuestra concepción de orden adopta una forma, un sentido, una dimensión  totalmente originales, porque ahora nos interrogamos sobre esos valores y fundamentos de 2.011 años en vigencia y proponemos una redefinición de la ética y el destino del hombre. Pero este cuestionamiento no indica
Un rechazo de un cierto número de tradiciones y valores que contribuyeron a la grandeza de la civilización europea, sino, más bien la distinción entre lo que es particularmente propio al alma y a la raza indo-europea, y lo que procede de una aportación extranjera y foránea.
El  estudio de nuestra historia nos habilita para prescindir de los errores cometidos por falta de una visión global del mundo y hacer de síntesis de ideas disociadas hasta el presente.
Nuestra idea de orden, viene como se ha señalado anteriormente, de la tradición  de las antiguas ordenes de caballería medievales, pero sin embargo nos diferenciamos de algunos de sus principios emanados de una mentalidad judeocristiana y nos fijamos como objetivo la preservación y el incremento de las características hereditarias raciales de las familias de los clanes arios. Como a si mismo, nos definimos como una orden de clanes, por ello rechazamos la regla de castidad que regia en algunas ordenes religiosas, para trabajar y esforzarnos  en alcanzar una continuidad biológica y espiritual inmutables rehusada hasta entonces por las organizaciones temporales, pues crear una elite puramente intelectual sin tener en cuenta las realidades biológicas y raciales, tal y como se practicaba en antaño, habría  implicado una extinción mas o menos a largo termino. Por ello, las mujeres y los niños de nuestra raza aria tienen un lugar reservado en nuestra orden y han de estar sometidos a las mismas leyes biológicas y raciales que el resto de miembros. Pues seguimos el proverbio “si quiere crear un mundo nuevo, debes empezar por los seres humanos”. Por que nuestra idea de orden implica la idea ética y moral, según la concepción germánica del derecho y la ley. Estos es las tres virtudes cultivadas en prioridad son la fidelidad, restableciendo a si la antigua practica germánica, la obediencia, sin la cual nadie puede ser dueño de si mismo, y la camaradería, natural entre los hombres que forman la misma comunidad.
He aquí un resumen de ello; “La actitud básica de un miembro de nuestra orden ha de ser la de un guerrero por la lucha en si; debe de ser incuestionablemente obediente y hacerse duro en las emociones; debe sentir desprecio por aquellos enemigos y traidores a la raza y la patria; debe de mantener los mas fuertes lazos de hermandad y camaradería y debe de pensar que nada es imposible.”
Como a si mismo, nuestra hermandad, quiere hacer patente en nuestro seno la síntesis de las tres funciones que regían la civilización indo-europea, a saber: la acción espiritual, la acción guerrera y la acción productiva. Por que no disociamos el cuerpo y el espíritu, pues nuestra creencia es que debe de ser una unidad armoniosa “la raza es el alma vista desde el exterior y el alma es la raza vista desde el interior” como bien reza Rosenberg.
Profesamos un reconocimiento absoluto del lazo fundamental e indisoluble  entre los diferentes aspectos de la vida y queremos dar  una realidad tangible  y homogénea a unos conceptos filosóficos, científicos y religiosos. Queremos fusionar el carácter guerrero con la fe ancestral aria, el arte con la ciencia, la industria con el campesinado en una suprema alquimia del hombre nuevo. Por que el hombre nuevo, dentro de nuestra óptica, es el héroe, el hombre enraizado en su comunidad, responsable, dando ejemplo por su facultad de superarse y capaz de recrear el tipo ario primordial a partir de sus propios valores.
Concedemos la vital importancia la voluntad de conseguir una total identificación de todos los miembros hacia nuestra orden, nuestros principios, nuestros valores, manifestándose por una actitud absoluta ante la vida. Por que una victoria o fracaso alguno de nosotros, es igual que al resto de nuestra orden. Por que este concepto esta fundado, sobre el sentido de honor a la vez que es individual  es igual que al colectivo, a si se conduce a la sublimación del concepto del deber, pues cumplir con nuestro deber significa pues, ser fiel tanto a si mismo, como a la palabra dada, a nuestro clan y a nuestra raza. A si nos transformamos en cada de nosotros en un elemento activo, en tanto militantes dentro de nuestra hermandad, concienciándonos  en alcanzar nuestros objetivos. A si descubrimos el sentido y el valor del hecho de servir, tanto a nuestro ideal como a nuestra orden, y esto se ha de convertir en el elemento indispensable de una comunidad orgánica en el sentido más noble de la expresión. Con lo cual, esta tesis y praxis, se exterioriza del hecho sintomático de llevar uniforme, convertido no solo en un símbolo de nuestra orden, sino, que de una cosmovisión del mundo.

 La  orden como organización racial

Nuestra noción de orden, ha tomado una dimensión única, por que es lo que forma el eje del pensamiento del Nacionalsocialismo, la idea racial.
Este concepto llega a ser un instrumento valioso, que se encuentra en el origen de la mayor parte de nuestra cosmogonía  y las leyes de nuestra orden.
El examen de la historia europea y mundial, nos induce a nosotros nacionalsocialistas a considerar la evidencia verdadera y natural, aunque el pensamiento único y globalizador quiera desmentirlo, que existen razas, arias o no, con sus diferencias, tanto morfológicas, como antropológicas y psicosomáticas, de carácter, de cultura y del sentido de ver la vida y el mundo. Pero que poseen en si mismas aptitudes civilizadoras que son el fruto de una evolución y de una especialización milenarias. Estas civilizaciones, se manifestaban por el desarrollo de lo que incita a la vida intelectual, artística y material, la cultura del sentido de la belleza y la aptitud  de modelar el propio entorno.
Estos factores estaban ligados a la homogeneidad de cada raza; la desaparición de aquellos por el mestizaje conlleva  a más corto o más largo plazo de tiempo la desaparición de la supremacía civilizadora de la raza. Por ello, la unidad racial del pueblo participa de esa unidad espiritual, patentizando axial el lazo indisoluble entre lo mental y físico, siendo este ultimo su representación externa, y de estos estudios salio la ciencia que estudia las razas, la Raciología, ciencia que nuestra orden considera de una importancia capital y decisiva, para combatir, las ideas utópicas de la plutocracia, de la democracia liberal y del pensamiento judeocristiano, de la igualdad racial, que como resultado la disolución racial a escala no simple europea, sino, que también a escala planetaria. Como objetivo, hacer de una globalización una humanidad sin señas de identidad alguna, destruyendo a si cualquier expresión o manifestación de cultura y civilización original y tradicional. Estos son los planes de nuestro enemigo, el poder demiúrgico sionista. A si, el mundo será de su dominio y la humanidad una expresión de total y voraz  esclavitud.
Y es ahora en los tiempos que hoy corren, todos los pueblos europeos nos enfrentamos en conjunto al peligro creciente de perdida de identidad en todos los aspectos. Pues el nacionalsocialismo, propone soluciones radicalmente nuevas.
Como muestra de ello, alzamos un concepto revolucionario, que nos permita realizar la unificación europea que aparece como la idea racial, la germanidad. Ahora es preciso encontrar un factor común representativo a nivel ideológico y biológico que una a todos los pueblos de Europa, el imperio germánico europeo. El significado del germano, va más allá que un simple miembro de una tribu histórica. Hombre procedente del norte, Hiperbóreo original, forma el germen (del latín germen- inis) de donde han surgido los principales pueblos europeos, por ello de hay la designación de nuestra estirpe racial, indo- germano o indo-europeos.
La idea del germanismo ( germanentum) ha de servir sobre todo para derribar las antiguas barreras de los nacionalismos estrechos, para terminar, por fin, con las estupidas querellas que han desgarrado a
Europa en beneficio de intereses ajenos. Con ello se permite la unidad europea y es más, e incluso de todo el mundo ario en su conjunto, con el núcleo germánico como centro irradiador. A si se puede poner fin a las  divisiones y enfrentamientos, de los micro-nacionalismos desintegradores y separatistas, como los centralismos caducos y chauvinistas de corte borbónico. Haciendo patente la idea de que celtas, latinos (que no es esa mal interpretada palabra venida de usa, para hacer referencia a la población sudamericana, sino, que  hace referencia a los pueblos mediterráneos indo- europeos) los escandinavos, y los eslavos indo-europeos, ramas  múltiples de un mismo árbol racial que es la raza aria, ocuparían su lugar en el seno de la futura Europa, como grupos federados que conservarían sus particularidades en todos los sentidos. Dentro  de este marco, lo representamos como el imperio germánico de Europa. El gran imperio germánico europeo, mito que atraviesa constantemente en la historia de Europa pero nunca concretado, debe de resurgir con el nacionalsocialismo y que sirva de estructura para la unidad  racial europea.

Nuestra orden, como organización religiosa y cultural

En calidad de orden ideológica, emitimos igualmente reivindicaciones en el terreno religioso y cultural. Queremos hacer retornar un universo mental y espiritual propiamente ario, no  podemos dejar de lado lo que une al hombre con el principio superior absoluto, es decir, la religión. Denunciamos el carácter halógeno inherente al judeocristianismo, que ha impregnado a las mentalidades europeas desde siglos.  Alcanzando una virulencia tal vez superior a la referida al judaísmo. No perdonamos al judeocristianismo, derivado de la filosofía judaica haber vehiculado una ideología mundialista y haber borrado y denigrado sistemáticamente todo lo que pudiera recordar toda fe y cultura aria.
Pues la desaparición progresiva del judeocristianismo, debe, pues hacerse en beneficio del retorno del espíritu fundador de Europa que animó la religión primordial y pagana de nuestros ancestros.
Proponemos resucitar el principio de una actitud religiosa propiamente aria ante la vida y el mundo, ahogada y disfrazada actualmente bajo afeites cristianos, pero siempre presente, especialmente en el mundo campesino.
Queremos devolver la religión  europea su sentido primordial volviendo a colocarla en el marco natural visible, reflejo del orden superior invisible. El ario a de tomar consciencia del hecho que no es mas que un elemento del orden natural y divino, sometido a su ley como cada ser vivo. Pues  se debe realizar plenamente más que en la cosmovisión del mundo nacionalsocialista, llevando una vida que desarrolle y mantenga las cualidades del cuerpo, del carácter y el espíritu.
Por nuestra fidelidad a las leyes divinas de la naturaleza, nosotros Nacionalsocialistas debemos de adoptar una actitud natural de la vida, preconizando el retorno a la vida natural y campesina, utilización de productos naturales y el fiel respeto por la naturaleza y sus leyes. Con ello hacemos patente la contradicción con la tradición cristiana hostil  a toda expresión natural y predicando el temor de dios.
La vanidad del hombre actual , creyéndose superior a la naturaleza, no puede mas que desencadenar  las peores catástrofes , tales como se perfilan en el horizonte del tercer milenio ( desaparición de varias especies de animales, destrucción  de bosques, polución, destrucción d la capa de ozono, etc.)
La revolución religiosa se debe de llevar a cabo progresivamente, con objeto de adquirir una fuerza decisiva. Se trata de  hacer derivar a los cristianos la óptica pagana bajo el efecto de la impresión ejercida  por el fasto y la profundidad de las ceremonias religiosas, por el estudio y la valoración  de un universo espiritual original ario. Tan solo la aceptación voluntaria confiere al saneamiento del sentido religioso toda su eficacia, y no la coacción. Nuestra renovada como ancestral religión, conlleva a realizar sus propios rituales  y ceremonias. A si devolvemos el sentido original pagano a las fiestas y ceremonias relativas a los acontecimientos más importantes  de la vida del hombre, como el bautismo, el matrimonio, los funerales, etc.
Las fiestas han de estar concebidas con la intención de restituir al hombre sus lazos privilegiados con la naturaleza en tanto que expresión de la creación divina. Como a si mismo se trata de extirpar  la reorientación judeocristiana impuesta a las fiestas tradicionales, como el solsticio de invierno o fiesta de Jules (navidad), la fiesta de ostara (pascuas), el solsticio de verano (fiesta de san Juan).
Con ello, el hombre vuelve a sentirse el eslabón indispensable y responsable de una larga cadena del clan y la comunidad, transmitiendo la vida así como las tradiciones de una manera inmutable. El orgullo de los cuerpos y los rostros con ojos centelleantes vueltos hacia el sol atestiguan la alegría de la creación que el todopoderoso ha dado al hombre ario, que le da gracias mediante sus fiestas y tradiciones.
Esta revolución espiritual se inscribe también en el contexto de la historia, en un sentido germánico, a si  nosotros descubrimos la verdadera historia, sumergida y oculta por la ignorancia y el desprecio.
Y  en base al estudio de nuestra original y sincera historia, de sus legendarios episodios guerreros heroicos, de las conquistas y descubrimientos en todos los campos, la inspiración y plasmación en el arte ario y europeo, la creación del imperio europeo, sus leyes , los grandes genios de la literatura, la música, la filosofía y en las variadas ciencias. Toda una expresión ancestral de nuestra estirpe racial aria, que ha dado luz y vida, a sabios, guerreros, artistas y genios. Con el legado ancestral ario, de la historia, el arte y la cultura en  que se ha plasmado el sentir del carácter y el genio de la raza aria, nos hace inspirar nuestros sentimientos, pensamientos y cocimientos que son la base de un heroico proceder. A lo cual podemos sacar algunas y vitales  de nuestras inspiraciones; la idea carolingia de imperio, la creación de valores en un sentido Nietzscheano, la espiritualidad wagneriana, la virtud militar germánica y la mística caballeresca medieval.





                                                               



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